Mi testimonio puede ser el tuyo

Mi testimonio puede ser el tuyo

*Por Jesús Valle

A mediados de los años 80 una enfermedad se convirtió en la noticia mediática más vista. Gobiernos y sociedades no sabían qué hacer ante la epidemia del VIH/sida.

“¡La enfermedad de drogadictos y homosexuales, qué horror!”, decían.

Esta enfermedad comenzaba hacer estragos en los diversos estratos sociales implicando no sólo a los infectados, sino que traspasando la tragedia a familiares y  amigos.

En enero de 1984 salí a cumplir una misión militar en la República Popular de Angola por dos años.

Eran tiempos sujetos a ideologías marxista-leninista muy fuertes en Cuba.

A mi regreso en febrero de 1986, próximo a cumplir 19, me diagnosticaron con VIH/sida, toda una tragedia para quien tenían la pretensión de conquistar sueños y realidades como proyecto de vida.

He tenido por norma la realidad y la verdad: Lo real es que tengo VIH-sida y hay que asumirlo; la verdad es que en medio de la tormenta hay personas que te dan la mano para juntos ver el arcoíris.

La familia, el vecino, un amigo, el compañero de trabajo resultan oportunas para darte esperanzas, amor y así llegar a la meta.

Desde mi diagnostico he aprendido del prejuicio y la ignorancia de aquellos que creyéndose infalibles a la enfermedad se inmutan a reconocerte o admitirte en el medio social cuando lo cotidiano es el abrazo, el estrechón de manos en medio de una tertulia o del reencuentro casual y la invitación a una taza de café o el vaso de ron que antes compartíamos.

Aprendí del dolor y el sufrimiento de mis compañeros de causa, de los vejámenes y violaciones a los derechos que somos sometidos. De la pérdida de valores de algunos y la persistencia en reivindicarnos de otros.

Mucho me marco la pérdida de primera esposa Daisy en 1994, la tristeza es indescriptible cuando pienso en ella. Éramos un todo, recuerdo su preocupación constante por la familia y su perseverancia en sobrevivir a la enfermedad.

En 2003 me casé con una mujer maravillosa no infectada por el virus y de esa relación hoy disfruto de un maravilloso niño llamado Ezequiel, tiene 11 años y es lo más lindo que me ha regalado dios, es un niño sano y lleno de alegrías.

Lo peor que te puede pasar en la vida es el estigma, la discriminación, la lastima o subestimación y lo mejor es hacer de tu visión metas y realidades.

Tu dolor no alcanza cuando te acompaña la familia, amigos y gente buena que brindan amor, fe y esperanza.

Mi testimonio puede ser el tuyo, el de un miembro de tu familia o el de un amigo. No te quedes inmóvil ante esta realidad porque juntos podemos ver el arcoíris. Te invito padre, madre, hijo, hermano, hermana, amigo, a que lo hagas.

* Jesús Valle Persona viviendo con VIH-sida en Cuba. Tiene 50 años de edad. Vive en Sancti Spiritus, Cuba, donde es Coordinador Provincial de Centro Esperanza.

 

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